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Revista Ñande Reko Nº 1

sábado, 16 de mayo de 2020

CIUDADANÍA Y GOBIERNO EN EL PARAGUAY: UNA RELACIÓN CATASTRÓFICA EN TIEMPOS DE PANDEMIA


                                                                                                por Victor M. Oxley[1]

En circunstancias trágicas, cuando está en juego la vida de la Nación […] los pueblos desean seguir a un hombre al mismo tiempo que obedecer a las leyes. (Weber, 1995, p. 44)

La actitud crítica o racional […] disposición a ser criticado, y deseo de criticarse a sí mismo […] esta actitud crítica de razonabilidad debería ser extendida los más lejos posible (Popper, 1977, pp. 154-155)

Desde que en diciembre de 2019 empezara esta pandemia de coronavirus (´sar-cov2´ o ´covid-19´) en la ciudad de Wuhan, en la China continental, y su rápida extensión primero por Europa, y al resto del mundo e indefectiblemente en el Cono Sur de América, Paraguay sigue en estos momentos el curso de su propio capítulo de la crisis.

La sociedad puede ser entendida como la suma integrada de varios subsistemas, un subsistema natural (el biológico y podría incluir el ambiente), y tres subsistemas artificiales (el económico, el político y el cultural). El Estado es la construcción jurídica-política de la sociedad. Una pandemia es un mal social, afecta de una manera inmediata al subsistema biológico (al hombre) con consecuencias al sistema económico, político y cultural. Las medidas a tomar en una pandemia necesariamente, si se quiere abordarla efectivamente, deben de ser propuestas de soluciones sistémicas, lo que es lo mismo decir, que se deben tomar decisiones que afecten en forma simultánea a los demás subsistemas. Si las propuestas de soluciones son exclusivamente sectoriales, es decir exclusivamente sanitarias o económicas o culturales, por ejemplo, están inexorablemente destinadas a ser inefectivas (Bunge, 1995).

Con la pandemia en difusión en nuestra sociedad, se han tomado acciones para controlarla. Es oportuno recorder -como reza la Constitución Nacional- que “el Estado protegerá y promoverá la salud como derecho fundamental de la persona y en interés de la comunidad. Nadie será privado de asistencia pública para prevenir o tratar enfermedades, pestes o plagas [...] Toda persona estará obligada a someterse a las medidas sanitarias que establezca la ley” (art. 68 C.N.). En el plano biológico se ha decretado una cuarentena que consiste en un aislamiento social para evitar el contacto entre las personas, esto a manera de cortar el contagio del covid-19 (PRESIDENCIA de la REPÚBLICA del PARAGUAY, MINISTERIO de SALUD PÚBLICA y BIENESTAR SOCIAL. (2020, 9 de marzo)).

Esta cuarentena obligatoria (salvo excepciones como la de munirse de alimentos, compras de medicamentos o asistencia médica) -por precepto constitucional “toda persona está obligada al cumplimiento de la ley” (art. 127 C.N.)- tiene un fin pragmático, el de buscar ganar tiempo para que el sistema sanitario carente de unidades suficientes de terapia intensiva y de personal médico que lo maneje sea mejorado. Esta epidemia de coronavirus la empezamos de la peor manera, ni bien se detectaron los primeros casos, se sucede una primera muerte a consecuencia de ella, y la primera víctima es nada más y nada menos que un médico (Diario ABC COLOR. (2020, 20 de marzo)).

En la medicina el concepto de hombre evolucionó por tres etapas bien diferenciadas: el espiritualismo, el naturalismo y la concepción biopsicosocial; los conceptos de «salud», «enfermedad» y «terapia» dependen de cual concepción se asuma. Si el hombre es un ser espiritual, puede albergar espíritus y de aquí que puede estar poseído por alguno(s), para ello el mejor remedio es el exorcismo. Si el hombre es un animal (naturalismo), la enfermedad es un desajuste físico o químico, de aquí que el tratamiento se dirija a restablecer este desequilibrio a través de ajustes y compensaciones físico/químicas. Y si el hombre es un organismo altamente organizado (natural y artificial) que piensa, siente, actúa y vive en sociedad, está expuesto a infinidad de factores que lo descompensan, pero a la vez le abren un sin fin de alternativas terapéuticas que le pueden beneficiar (Bunge, 1980, pp. 233-244).

Ciencia básica o pura es aquella en la que la investigación busca conocimiento de un trozo de la realidad, no tiene otra finalidad, más que la búsqueda del conocimiento sin la urgencia de someterlos a utilidad o aplicación inmediata, por ejemplo, los biólogos Francis Crick y James Watson al descubrir el código genético se desenvolvían entro de la investigación básica o pura. Por otro lado, la ciencia aplicada o tecnología es aquella que a partir del conocimiento adquirido en ciencia básica encuentra soluciones a problemas prácticos, como por ejemplo Robert Oppenheimer a pedido de los militares hizo posible la bomba nuclear. El científico puro o básico solo tiene un deber y responsabilidad social, buscar y difundir la verdad. El tecnólogo tiene adscripta otra carga de responsabilidad social, pues al diseñar o controlar la fabricación de instrumentos o artefactos u organizaciones que pueden perjudicar a la gente, tienen una voluntad directa sobre sus acciones y el impacto de ellas sobre las personas y el entorno. El biólogo es un científico puro o básico, el médico es un biotecnólogo (Bunge, 1995, pp. 111-124).

El primer mes de cuarentena tuvo la constante de que, entre las 20 y 21 horas, se comunicaban los resultados del procesamiento de las muestras sometidas a test covid-19 hechas diariamente. Con muchas expectativas, tensión e incertidumbre se aguardan estos números. Esta práctica cotidiana generó una pregunta abierta en la población ¿son suficientes las muestras y sus consiguientes resultados para que reflejen el estado real del problema? El sentido común se expresa en los comentarios de la gran mayoría que sostienen que no son suficientes y que deben de elevarse. Si enfocamos el planteo desde el punto de vista estadístico, podemos decir que lo ideal para evitar errores en los resultados y sustentar convincentemente los hallazgos y sus consecuentes inferencias, estos testeos deberían de hacerse a toda la población, pero esto es imposible técnicamente por muchas razones. Desde esta posición, no resta otra que recurrir al muestreo, y como los números en la acción de los planificadores en salud pública no son congruentes directamente con la población total, lleva implícito un error, y este será proporcionalmente a la magnitud elegida de lo muestreado. ¿Cuál sería la cantidad de muestras y sus márgenes de error desde los cuales podríamos inferir con cierto nivel de verosimilitud la dimensión real de la propagación del coronavirus en el Paraguay? Responder esta pregunta lleva a la rotunda afirmación de que esos números hechos por los responsables de salud pública no se ajustan a los cálculos prescriptos por la ciencia estadística, en cuanto que sus números no se corresponden a cifras aceptables para lograr inferencias verosímiles de ellos.

Ya vamos unos muy buenos días en este trance, ahora el gobierno decidió flexibilizar el aislamiento social, bajo lo que denominaron “cuarentena inteligente”. Es de subrayar que antes de esto, sin ningún argumento sustancial el gobierno decretó que los trabajadores del sector de la construcción y todos los relacionados a su logística fueran exceptuados del aislamiento, con fines de que esta fuerza laboral active fuera del confinamiento. Debemos subrayar que “en ningún caso el interés de los particulares primará sobre el interés general. Todos los habitantes deben colaborar en bien del país, prestando los servicios y desempeñando las funciones definidas como carga pública, que determinen esta Constitución y la ley” (art. 128 C.N.), y a instancias de ello, un grupo de empresarios del sector de la construcción trató de influir en esta dirección en la toma de decisiones. El gobierno tuvo que desistir de tal decreto a raíz de la opinion pública en contra, en especial de los gremios de la salud, que en fecha 28 de marzo se pronunciaron en contra rotundamente, en especial lo hicieron los del Colegio Médico Quirúrgico del Paraguay, Círculo Paraguayo de Médicos, Asociación Paraguaya de Enfermería, Sociedad Paraguaya de Hematología y Medicina Transfusional, Asociación Paraguaya de Psiquiatras, Sociedad Paraguaya de Oncología Médica, Asociación Paraguaya de Medicina y Cuidados Paliativos, Sociedad Paraguaya de Neumología, Sociedad Paraguaya de Coloproctología. (Diario ABC COLOR. (2020, 28 de marzo)).

Si como subrayamos al principio, no hacemos suficientes pruebas para detectar a los positivos covid-19 (y si las hacemos las efectuamos sin rigor muestral) y unas proyecciones "reales" sobre el crecimiento de la epidemia en nuestro país ¿como podemos saber dónde estamos parados, mucho menos de que aplanamos la curva de crecimiento de la epidemia? En una segunda intentona por integrar activamente al sector de la construcción, han pseudo fundamentado que esta es posible sobre la idea de “inmunidad de rebaño”. A estas alturas encontramos, que los administradores de la política pública en cuanto esta cuarentena, deciden que lo mejor es ir liberando a las cohortes de ciudadanos que podrían ser más resistentes a una infección viral del covid-19, de manera tal a que nuestra sociedad alcance la “inmunidad del rebaño”, es decir un 70% de paraguayos se contagie y así se logre la inmunidad masiva. Palabras más palabras menos, han decidido que los más jóvenes deben de correr el riesgo de enfermar ex profeso con miras a que se campee este confinamiento.

Cualquier implementación de políticas sociales, económicas o culturales, no debe construirse sobre la exclusión simple de la dicotomía Ciencia vs. Decisión arbitraria, mucho menos sostenerse sobre el paternalismo de los dictados del líder y su equipo con recetas dogmáticas y fuera de la realidad. El hombre de acción es el que, en una coyuntura singular y única, elige en función de sus valores e introduce en la red del determinismo un hecho nuevo […] la decisión razonablemente exige que se aplique a la coyuntura el conjunto de conocimientos abstractos de que se dispone, no para eliminar el elemento de imprevisible singularidad, sino para reducirlo y aislarlo. (Aron, 1995, p. 11) Discusión y elección razonable se sitúan en el centro del debate mismo en una sociedad abierta que aspira a ser servidora del desarrollo y equitativa en todos los ámbitos para con sus ciudadanos.

Esta delicada decisión del gobierno, me imagino está tomada desde la más alta calidad de conocimiento y ni que decir de la más alta responsabilidad moral, pues esta decisión tendrá un impacto inmediato sobre todas aquellas personas a quienes alcance tal acción. Me imagino que las autoridades asumen y garantizan a todos los ciudadanos que enfermarán una atención debida, pues recordemos que “nadie será privado de asistencia pública para prevenir o tratar enfermedades, pestes o plagas” (art. 68 C.N.) y ni que decir, darles a los familiares de los fallecidos toda la asistencia psico-socio-económica por las consecuencias de tan meditada acción. 

Nada es tan cambiante como el conocimiento casi incierto sobre el cuadro patológico producido por el covid-19 y ni que decir cómo podría evolucionar en los seres humanos infectados, leemos por doquier los casos europeos y en nuestro continente de jóvenes, adultos jóvenes etc. que han sucumbido a sus fulminantes efectos, con ello me asalta a la razón de que la decisión a tomar no es del todo razonable humanísticamente hablando, pues si lo miramos desde otra arista, la del sector económico utilitarista, si es factible, gracias a una fría racionalidad técnica, la del biotecnólogo que aporta en esta solución su salida a la situación social de la cuarentena.

El gobierno olvidándose del ciudadano común, pues han dejado de lado aquello de que “el derecho a la vida es inherente a la persona humana. Se garantiza su protección, en general” (art. 4 C.N.), “toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a reclamar a las autoridades públicas medidas para la defensa […] de la salubridad pública“ (art. 38 C.N.), en pro del PIB (Producto Interno Bruto), muestran su “interna brutalidad como producto”. La cuarentena "inteligente" se funda en una premisa falsa, la teoría de la "inmunidad del rebaño" (una vez contagiado el 70% de la población se logra la inmunidad), esta senda es típica forma del pensamiento pragmático de la tecnocracia, que se amolda acríticamente al cálculo propio de la racionalidad técnica, y que no le importan los muertos. Las decisiones en estas y otras crisis son cuestión de razonabilidad, buscar la manera de ser beneficiosos con una mirada más allá de simples soluciones utilitaristas, lejos de asumir un pragmatismo macabro sobre la vida misma de la gente.

Al imponer un paro laboral obligatorio, esta decisión política, fundada en una prescripción sanitaria, afecta a las relaciones económicas que se dan socialmente entre los miembros de esta. Si atendemos las relaciones laborales en el Estado, encontramos por un lado ciudadanos con contratos con el Estado mismo (empleados públicos) y los que se dedican a la iniciativa privada, o son asalariados del sector privado. Un paro obligatorio impuesto por el propio Estado, mientras este garantice el salario a sus empleados puede mantenerlos a estos en aislamiento social obligatorio. Ahora, el sector privado recibe esa medida como un fuerte impacto de shock. Es irreal pensar o creer que el sector privado deba absorber por completo los costos de mantener su continuidad (producir, pagar salarios a sus empleados etc.) en la situación de paro. Es evidente que el Estado debe tener propuestas de solución para este sector, ya sean de ventajas fiscales, financieras crediticias o subvenciones por lo mínimo. También existe un amplio sector social que subsiste con actividades propias, para estos el Estado ensayó varios programas de subvención como lo son Ñangareko o Pytyvo.

Una clausula constitucional sostiene que “todos los trabajadores de los sectores públicos y privados tienen el derecho a recurrir a la huelga en caso de conflicto de intereses” (art. 98 C.N.), esta vez los sindicatos o los trabajadores no fueron los impulsores de un paro laboral, fue el mismo gobierno que impuso tal estado, de manera a lograr el aislamiento social de la ciudadanía. Esta medida es necesaria pues no existe vacuna o tratamiento efectivo y probado en contra del cuadro patológico que produce el covid-19. Ahora, esta medida necesariamente debe llevar acciones que deberian paliar la inactividad laboral. El gobierno intentó planes de asistencia económica dirigida a ciertos sectores de la Sociedad, pero han dejado de lado a otros grandes sectores de ella, además estas acciones se han mostrado muy poco eficientes en su operatividad, pues no han podido solucionar urgentemente la logística de su distribución (Ñangareko, Pytyvo). Es digno de recordar que “todos los habitantes de la República tienen derecho a un trabajo lícito, libremente escogido y a realizarse en condiciones dignas y justas. La ley protegerá el trabajo en todas sus formas, y los derechos que ella otorga al trabajador son irrenunciables” (art. 86 C.N.), pero ahora es evidente que si el gobierno quiere que la ciudadanía este guardando aislamiento, este debe asistirle efectivamente de lo que en estas circunstancias se le niega: llevar el pan con el sudor de la frente a sus casas. Debemos recordar que “el Estado promoverá el desarrollo económico mediante la utilización racional de los recursos disponibles […] de asegurar el bienestar de la población.” (art. 176 C.N.)

En el nivel del subsistema cultural, se han hecho campañas de concienciación para adquirir hábitos de higiene, como los de lavarse las manos con jabón y desinfectarlas con alcohol frecuentemente, de manera a evitar la propagación y la infectación del covid-19. La prescripción del uso de tapabocas se mantiene en el nivel de la ambigüedad por parte de las autoridades sanitarias, pues algunos han dicho que se use y otros lo han relativizado.

Una desacertada improvisación del gobierno fue difundir un spot publicitario (Presidencia de la República del Paraguay. Facebook) presentando en él, a esta epidemia como una guerra, y para hacer más fuerte la analogía nos recuerdan las gloriosas épicas batallas que nuestro ejército libró en la guerra contra la triple alianza ¿Que tiene que ver el nacionalismo con una epidemia? Este spot publicitario es un ejemplo de lo que en lógica se conoce como falacia (Copi, 1987, pp. 81-116) ignoratio elenchi (conclusión irrelevante, conclusión inatingente, refutación ignorante o eludir la cuestión; es una falacia en la que se presenta un argumento que puede ser por sí mismo válido, pero que prueba o concluye una proposición diferente a la que debería probar o concluir). Se apela a algo huérfano en el gobierno, algo que jamás sentiran: un patriotico nacionalismo (otro tema que no se aborda en este escrito es la otra epidemia endémica en nuestro estado: la constante corrupción, que en estos instantes se ve en la forma de las falsas licitaciones y sobrefacturaciones trás la excusa de la pandemia en nuestro país).

Como ya lo habíamos apuntado en otro contexto pero aplicable aquí, “El lenguaje -en este caso analizado el lenguaje visual- nos da la posibilidad de dominar mejor la complejidad social intercambiando informaciones sobre lo que no vemos, según Robin Dunbar el espulgamiento vocal crea nuestra capacidad para crear vínculos sociales y este fue el factor de unión gregaria en nuestros ancestros, así como el espulgamiento en los simios, el lenguaje actúa como este hábito pero de una manera más efectiva, pues el espulgamiento se hace de uno a uno, mientras que el hablar -o un video al estilo publicitario- se puede dar de uno a muchos. (Dunbar, 1996) […] Weber encapsula en la frase “dictadura basada en la utilización de la emotividad de las masas”, la característica acusada de la práctica política, aquella en que para movilizar a las masas -o en este caso de convencer a la población que se mantenga aislada o en desmovilización-, se utilizan medios puramente emocionales, siendo sus medios predilectos los de soporte visual y con mucho (ab)uso el discurso de la palabra.” (Denis y Oxley, 2009, p. 176)

Esta acción táctica de una estrategia sin norte es una distracción a la razón, induce a escapararse de la realidad, es un opiáceo que obnubila al pensamiento por culpa del sentimiento. Es encubrir la inacción y la inutilidad con la excusa siempre efectiva del patriotismo. Una vez más el estoicismo vestirá, dará de comer y acompañará al paraguayo en la dura prueba que tiene en frente.

Básicamente, la cuestión práctica es mantener a la población aislada en sus casas. Si el Estado quiere ser efectivo en este cometido debe proveer efectivamente a la población de los bienes que necesita para vivir según sus requerimientos y necesidades. Si la ciudadanía no está acatando la imposición, es porque existe una necesidad más fuerte que la ley que la lleva a transgredirla. Si no se observa la cuarentena no se dan las condiciones para controlar la infestación del covid-19.  Ahora, en qué nivel o subsistema se están dando los cortocircuitos en la propuesta de acciones en el intento de controlar la pandemia. Es muy llamativo que las últimas semanas, las autoridades mismas estén afirmando que los ciudadanos están siendo irresponsables por no guardar y seguir las prescripciones sanitarias y las imposiciones legales de confinamiento. Esto parece más un intento de trasladar la responsabilidad del Estado a los ciudadanos, transferir la culpa al ciudadano y no asumir inoperancia por parte del gobierno.

Mario Bunge afirma que el investigador no sabe de antemano que va a descubrir, si lo supiera no emprendería su investigación. Solo sabe que, si tiene éxito, habrá producido un trozo de conocimiento nuevo, el que probablemente carecerá de utilidad práctica. En cambio, el técnico sabe de antemano que clase de cosa o proceso intentará diseñar o controlar: herramienta o máquina, edificio o puente, red eléctrica o reacción química, nueva variedad de cereal o de bacteria, empresa o programa social, etc. La mayor parte de las veces lo sabe porque es lo que le han encargado: su empleador le da una orden de la forma “diseñe un artefacto (o proceso u organización) conforme a las especificaciones contenidas en este pliego” (2012).

Los biotecnólogos (El Ministro y sus directores, los decisores en salud pública) al frente de esta crisis pandémica, han desdibujado a la ciencia, han creado una falsa apreciación en la ciudadanía de que la ciencia y sus métodos están en la igualdad de condiciones de cualquier opinión sostenida por cualquiera. Han llegado inclusive a negar que las proyecciones matemáticas del crecimiento de expansión de una epidemia, hechas por métodos bien conocidos de la ecología de poblaciones, solo son pasatiempo de alarmistas con ´personalidad tóxica´. El discurso político -pues en eso han convertido estos biotecnólogos sus comunicados- es un indicador del talante del que lo emite, puede guiar, pero más veces descarría; Max Weber sostiene que la vocación de la ciencia es incondicionalmente la verdad, pero el oficio del político no siempre permite decirla (1995, p. 42);

Desde estos condicionantes, por un lado la formalidad de la ley, por otro la ingente necesidad real de los ciudadanos en situaciones extremas como la de esta crisis sanitaria, tenemos en medio al Estado o es mejor decir a la clase política que asume su representación en su doble faceta (representa al ciudadano como referente de su legitimidad en la base, y en la cúspide del poder, a esa construccion jurídica-política llamada “Estado”), dirimiendo esta confrontación de interéses que no puede deslegitimarse por el (ab)uso de la fuerza o por la arbitraria decision de las autoridades.

Teniendo en cuenta que “los ministros son los jefes de la administración de sus respectivas carteras, en las cuales, bajo la dirección del Presidente de la República, promueven y ejecutan la política relativa a las materias de su competencia. Son solidariamente responsables de los actos de gobierno que refrenden” (art. 242 C.N.), recordemos que esta cuarentena obligatoria, en argumento de los biotecnólogos a cargo del sistema de salud, tiene un fin pragmático, el de buscar ganar tiempo para que el sistema sanitario carente de unidades suficientes de terapia intensiva y de personal médico que lo maneje sea mejorado ¿se ha logrado esta meta? Traslademos esta pregunta a los que bajo licitaciones sobrefacturadas con adjudicaciones directas han logrado fortuna bajo el lema de que toda crisis es oportunidad.  Durante un programa especial emitido por un conocido canal, el director de Vigilancia de la Salud, afirmó que “La meta no es parar la epidemia, sino enfermarnos a este ritmo, inclusive a uno más rápido” (Diario Última Hora. (2020, 19 de abril)), resulta que esta ha sido la meta encubierta bajo mentiras, pero aún hay más, los actores principales de esta tragicómica teatral ni siquiera han inventado aún hasta ahora, una mentira para aquellos que han perdido sus pequeñas y medianas empresas o sus empleos para subsistir ¡Las bajas (muertes) que resulten de esta estrategia tienen bien identificados a sus verdugos, serán el fruto de un frío cálculo y de una acción extremadamente meditada!

REFERENCIAS

Aron, Raymond (1995). Introducción a “El Político y el científico” de Max Weber, Alianza Editorial.

Bunge, Mario (1995), Sistemas Sociales y Filosofía, Editorial Sudamericana.

Bunge, Mario (1980) Epistemología, Curso de actualización, Editorial Ariel.

Bunge, Mario (2012) Filosofía de la tecnología y otros ensayos, Fondo Editorial, Universidad Inca Garcilaso de la Vega.

Copi, Irving (1987) Introducción a la Lógica, Eudeba.

Denis, Juan y Oxley, Victor (2009) Políticas públicas de inclusión social en el Paraguay: un imperativo moral, Arandu´a.

Diario ABC COLOR. (2020, 28 de marzo). Unánime rechazo de gremios de Salud a flexibilizar cuarentena. Consultado el 16 de mayo de 2020. https://www.abc.com.py/nacionales/2020/03/28/unanime-rechazo-de-gremios-de-salud-a-fase-intermedia-de-confinamiento

Diario ABC COLOR. (2020, 20 de marzo). Primer fallecido por coronavirus en nuestro país. Consultado el 16 de mayo de 2020. https://www.abc.com.py/nacionales/2020/03/21/primer-fallecido-por-coronavirus-en-nuestro-pais/

Diario Última Hora. (2020, 19 de abril). Sequera: "La meta no es detener la epidemia". Consultado el 16 de mayo de 2020. https://www.ultimahora.com/sequera-la-meta-no-es-detener-la-epidemia-n2880901.html


Popper, Karl R. (1977) Búsqueda sin termino, Tecnos.

Presidencia de la República del Paraguay. Facebook. Consultado el 16 de mayo de 2020.
https://m.facebook.com/DireccionGeneraldeInformacionPresidencial/videos/2527677574148381/?refsrc=https%3A%2F%2Fm.facebook.com%2Fstory.php&_rdr

PRESIDENCIA de la REPÚBLICA del PARAGUAY, MINISTERIO de SALUD PÚBLICA y BIENESTAR SOCIAL. (2020, 9 de marzo). Decreto N° 3442. https://www.mtess.gov.py/application/files/4415/8392/7375/DECRETO3442_724d4w8w.PDF

Weber, Max (1995). El político y el científico, Alianza editorial.




[1] Dr. en Ciencias de la Educación y Lic. en Filosofía. Ejerció docencia en las cátedras de Filosofía del Lenguaje, Lógica y Metodología de la Investigación Científica, en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), Universidad Nacional de Pilar (UNP), y en las Universidades UTIC, UPAP, UNIGRAN. Publicó varios libros y artículos en revistas científicas nacionales e internacionales arbitradas. Director de Investigación de la Universidad Gran Asunción  (ver: https://scholar.google.es/citations?user=dRkZcloAAAAJ&hl=es)
Correo: victoroxley@gmail.com




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