≪En circunstancias
trágicas, cuando está en juego la vida de la Nación […] los pueblos desean
seguir a un hombre al mismo tiempo que obedecer a las leyes≫.
(Weber, 1995, p. 44)
≪La
actitud crítica o racional […] disposición a ser criticado, y deseo de
criticarse a sí mismo […] esta actitud crítica de razonabilidad debería ser
extendida los más lejos posible≫ (Popper, 1977, pp. 154-155)
Desde que en diciembre de
2019 empezara esta pandemia de coronavirus (´sar-cov2´ o ´covid-19´) en la
ciudad de Wuhan, en la China continental, y su rápida extensión primero por
Europa, y al resto del mundo e indefectiblemente en el Cono Sur de América,
Paraguay sigue en estos momentos el curso de su propio capítulo de la crisis.
La sociedad puede ser entendida como la suma integrada de varios
subsistemas, un subsistema natural (el biológico y podría incluir el ambiente),
y tres subsistemas artificiales (el económico, el político y el cultural). El
Estado es la construcción jurídica-política de la sociedad. Una pandemia es un mal social, afecta de
una manera inmediata al subsistema biológico (al hombre) con consecuencias al
sistema económico, político y cultural. Las medidas a tomar en una pandemia
necesariamente, si se quiere abordarla efectivamente, deben de ser propuestas
de soluciones sistémicas, lo que es lo mismo decir, que se deben tomar
decisiones que afecten en forma simultánea a los demás subsistemas. Si las
propuestas de soluciones son exclusivamente sectoriales, es decir
exclusivamente sanitarias o económicas o culturales, por ejemplo, están
inexorablemente destinadas a ser inefectivas (Bunge, 1995).
Con
la pandemia en difusión en nuestra sociedad, se han tomado acciones para
controlarla. Es oportuno recorder -como reza la
Constitución Nacional- que “el Estado protegerá y promoverá la salud como
derecho fundamental de la persona y en interés de la comunidad. Nadie será
privado de asistencia pública para prevenir o tratar enfermedades, pestes o
plagas [...] Toda persona estará obligada a someterse a las medidas sanitarias
que establezca la ley” (art. 68 C.N.). En el plano biológico se ha decretado una
cuarentena que consiste en un aislamiento social para evitar el contacto entre
las personas, esto a manera de cortar el contagio del covid-19 (PRESIDENCIA de la REPÚBLICA del PARAGUAY,
MINISTERIO de SALUD PÚBLICA y BIENESTAR SOCIAL. (2020, 9 de marzo)).
Esta cuarentena obligatoria (salvo
excepciones como la de munirse de alimentos, compras de medicamentos o
asistencia médica) -por precepto constitucional “toda persona está obligada
al cumplimiento de la ley” (art. 127 C.N.)- tiene
un fin pragmático, el de buscar ganar tiempo para que el sistema sanitario
carente de unidades suficientes de terapia intensiva y de personal médico que
lo maneje sea mejorado. Esta
epidemia de coronavirus la empezamos de la peor manera, ni bien se detectaron los
primeros casos, se sucede una primera muerte a consecuencia de ella, y la
primera víctima es nada más y nada menos que un médico (Diario ABC COLOR. (2020, 20 de marzo)).
En la
medicina el concepto de hombre evolucionó por tres etapas bien diferenciadas:
el espiritualismo, el naturalismo y la concepción biopsicosocial; los conceptos
de «salud», «enfermedad»
y «terapia» dependen de cual concepción se asuma. Si el hombre es un ser
espiritual, puede albergar espíritus y de aquí que puede estar poseído por
alguno(s), para ello el mejor remedio es el exorcismo. Si el hombre es un
animal (naturalismo), la enfermedad es un desajuste físico o químico, de aquí
que el tratamiento se dirija a restablecer este desequilibrio a través de
ajustes y compensaciones físico/químicas. Y si el hombre es un organismo
altamente organizado (natural y artificial) que piensa, siente, actúa y vive en
sociedad, está expuesto a infinidad de factores que lo descompensan, pero a la
vez le abren un sin fin de alternativas terapéuticas que le pueden beneficiar
(Bunge, 1980, pp. 233-244).
Ciencia básica o pura es
aquella en la que la investigación busca conocimiento de un trozo de la
realidad, no tiene otra finalidad, más que la búsqueda del conocimiento sin la
urgencia de someterlos a utilidad o aplicación inmediata, por ejemplo, los
biólogos Francis Crick y James Watson al descubrir el código genético se
desenvolvían entro de la investigación básica o pura. Por otro lado, la ciencia
aplicada o tecnología es aquella que a partir del conocimiento adquirido en
ciencia básica encuentra soluciones a problemas prácticos, como por ejemplo
Robert Oppenheimer a pedido de los militares hizo posible la bomba nuclear. El
científico puro o básico solo tiene un deber y responsabilidad social, buscar y
difundir la verdad. El tecnólogo tiene adscripta otra carga de responsabilidad
social, pues al diseñar o controlar la fabricación de instrumentos o artefactos
u organizaciones que pueden perjudicar a la gente, tienen una voluntad directa
sobre sus acciones y el impacto de ellas sobre las personas y el entorno. El
biólogo es un científico puro o básico, el médico es un biotecnólogo (Bunge,
1995, pp. 111-124).
El primer
mes de cuarentena tuvo la constante de que, entre las 20 y 21 horas, se
comunicaban los resultados del procesamiento de las muestras sometidas a test
covid-19 hechas diariamente. Con muchas expectativas, tensión e incertidumbre se
aguardan estos números. Esta práctica cotidiana generó una pregunta abierta en
la población ¿son suficientes las muestras y sus consiguientes resultados para
que reflejen el estado real del problema? El sentido común se expresa en los
comentarios de la gran mayoría que sostienen que no son suficientes y que deben
de elevarse. Si enfocamos el planteo desde el punto de vista estadístico,
podemos decir que lo ideal para evitar errores en los resultados y sustentar
convincentemente los hallazgos y sus consecuentes inferencias, estos testeos
deberían de hacerse a toda la población, pero esto es imposible técnicamente
por muchas razones. Desde esta posición, no resta otra que recurrir al
muestreo, y como los números en la acción de los planificadores en salud
pública no son congruentes directamente con la población total, lleva implícito
un error, y este será proporcionalmente a la magnitud elegida de lo muestreado.
¿Cuál sería la cantidad de muestras y sus márgenes de error desde los cuales
podríamos inferir con cierto nivel de verosimilitud la dimensión real de la
propagación del coronavirus en el Paraguay? Responder esta pregunta lleva a la
rotunda afirmación de que esos números hechos por los responsables de salud pública
no se ajustan a los cálculos prescriptos por la ciencia estadística, en cuanto
que sus números no se corresponden a cifras aceptables para lograr inferencias
verosímiles de ellos.
Ya vamos unos muy buenos
días en este trance, ahora el gobierno decidió flexibilizar el aislamiento
social, bajo lo que denominaron “cuarentena inteligente”. Es de subrayar que
antes de esto, sin ningún argumento sustancial el gobierno decretó que los
trabajadores del sector de la construcción y todos los relacionados a su
logística fueran exceptuados del aislamiento, con fines de que esta fuerza
laboral active fuera del confinamiento. Debemos subrayar que “en
ningún caso el interés de los particulares primará sobre el interés general.
Todos los habitantes deben colaborar en bien del país, prestando los servicios
y desempeñando las funciones definidas como carga pública, que determinen esta
Constitución y la ley” (art. 128 C.N.), y a instancias
de ello, un grupo de empresarios del sector de la construcción trató de influir
en esta dirección en la toma de decisiones. El gobierno tuvo que desistir de
tal decreto a raíz de la opinion pública en contra, en especial de los gremios
de la salud, que en fecha 28 de marzo se pronunciaron en contra rotundamente, en
especial lo hicieron los del Colegio Médico Quirúrgico del Paraguay, Círculo
Paraguayo de Médicos, Asociación Paraguaya de Enfermería, Sociedad Paraguaya de
Hematología y Medicina Transfusional, Asociación Paraguaya de Psiquiatras,
Sociedad Paraguaya de Oncología Médica, Asociación Paraguaya de Medicina y Cuidados
Paliativos, Sociedad Paraguaya de Neumología, Sociedad Paraguaya de
Coloproctología. (Diario ABC COLOR. (2020, 28
de marzo)).
Si como subrayamos al principio, no hacemos suficientes pruebas para
detectar a los positivos covid-19 (y si las hacemos las efectuamos sin rigor
muestral) y unas proyecciones "reales" sobre el crecimiento de la
epidemia en nuestro país ¿como podemos saber dónde estamos parados, mucho menos
de que aplanamos la curva de crecimiento de la epidemia? En una segunda intentona por integrar activamente al sector de la
construcción, han pseudo fundamentado que esta es posible sobre la idea de
“inmunidad de rebaño”. A estas alturas encontramos, que los administradores de
la política pública en cuanto esta cuarentena, deciden que lo mejor es ir
liberando a las cohortes de ciudadanos que podrían ser más resistentes a una
infección viral del covid-19, de manera tal a que nuestra sociedad alcance la
“inmunidad del rebaño”, es decir un 70% de paraguayos se contagie y así se
logre la inmunidad masiva. Palabras más palabras menos, han decidido que los
más jóvenes deben de correr el riesgo de enfermar ex profeso con miras a que se
campee este confinamiento.
Cualquier
implementación de políticas sociales, económicas o culturales, no debe
construirse sobre la exclusión simple de la dicotomía ≪Ciencia
vs. Decisión arbitraria≫, mucho menos sostenerse sobre el paternalismo
de los dictados del líder y su equipo con recetas dogmáticas y fuera de la
realidad. ≪El hombre de acción es el que, en una coyuntura
singular y única, elige en función de sus valores e introduce en la red del determinismo
un hecho nuevo […] la decisión razonablemente exige que se aplique a la coyuntura
el conjunto de conocimientos abstractos de que se dispone, no para eliminar el
elemento de imprevisible singularidad, sino para reducirlo y aislarlo≫.
(Aron, 1995, p. 11) Discusión y elección razonable se sitúan en el centro del
debate mismo en una sociedad abierta que aspira a ser servidora del desarrollo
y equitativa en todos los ámbitos para con sus ciudadanos.
Esta delicada decisión del
gobierno, me imagino está tomada desde la más alta calidad de conocimiento y ni
que decir de la más alta responsabilidad moral, pues esta decisión tendrá un
impacto inmediato sobre todas aquellas personas a quienes alcance tal acción.
Me imagino que las autoridades asumen y garantizan a todos los ciudadanos que
enfermarán una atención debida, pues recordemos que “nadie será privado de asistencia pública para
prevenir o tratar enfermedades, pestes o plagas” (art. 68 C.N.) y ni que decir, darles a los familiares de los
fallecidos toda la asistencia psico-socio-económica por las consecuencias de
tan meditada acción.
Nada es tan cambiante como
el conocimiento casi incierto sobre el cuadro patológico producido por el
covid-19 y ni que decir cómo podría evolucionar en los seres humanos
infectados, leemos por doquier los casos europeos y en nuestro continente de
jóvenes, adultos jóvenes etc. que han sucumbido a sus fulminantes efectos, con
ello me asalta a la razón de que la decisión a tomar no es del todo razonable
humanísticamente hablando, pues si lo miramos desde otra arista, la del sector
económico utilitarista, si es factible, gracias a una fría racionalidad
técnica, la del biotecnólogo que aporta en esta solución su salida a la
situación social de la cuarentena.
El gobierno olvidándose del ciudadano común, pues han dejado de lado
aquello de que “el derecho a la vida es inherente a la
persona humana. Se garantiza su protección, en general”
(art. 4 C.N.), “toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a
reclamar a las autoridades públicas medidas para la defensa […] de la
salubridad pública“ (art. 38 C.N.), en pro del PIB (Producto Interno Bruto), muestran su “interna brutalidad
como producto”. La cuarentena "inteligente" se funda en una premisa
falsa, la teoría de la "inmunidad del rebaño" (una vez contagiado el
70% de la población se logra la inmunidad), esta senda es típica forma del
pensamiento pragmático de la tecnocracia, que se amolda acríticamente al
cálculo propio de la racionalidad técnica, y que no le importan los muertos.
Las decisiones en estas y otras crisis son cuestión de razonabilidad, buscar la
manera de ser beneficiosos con una mirada más allá de simples soluciones
utilitaristas, lejos de asumir un pragmatismo macabro sobre la vida misma de la
gente.
Al imponer un paro
laboral obligatorio, esta decisión política, fundada en una prescripción
sanitaria, afecta a las relaciones económicas que se dan socialmente entre los
miembros de esta. Si atendemos las relaciones laborales en el Estado,
encontramos por un lado ciudadanos con contratos con el Estado mismo (empleados
públicos) y los que se dedican a la iniciativa privada, o son asalariados del
sector privado. Un paro obligatorio impuesto por el propio Estado, mientras este
garantice el salario a sus empleados puede mantenerlos a estos en aislamiento
social obligatorio. Ahora, el sector privado recibe esa medida como un fuerte
impacto de shock. Es irreal pensar o creer que el sector privado deba absorber
por completo los costos de mantener su continuidad (producir, pagar salarios a
sus empleados etc.) en la situación de paro. Es evidente que el Estado debe
tener propuestas de solución para este sector, ya sean de ventajas fiscales,
financieras crediticias o subvenciones por lo mínimo. También existe un amplio
sector social que subsiste con actividades propias, para estos el Estado ensayó
varios programas de subvención como lo son Ñangareko o Pytyvo.
Una
clausula constitucional sostiene que “todos los trabajadores de los sectores
públicos y privados tienen el derecho a recurrir a la huelga en caso de
conflicto de intereses” (art. 98 C.N.), esta vez los sindicatos o los
trabajadores no fueron los impulsores de un paro laboral, fue el mismo gobierno
que impuso tal estado, de manera a lograr el aislamiento social de la
ciudadanía. Esta medida es necesaria pues no existe vacuna o tratamiento
efectivo y probado en contra del cuadro patológico que produce el covid-19.
Ahora, esta medida necesariamente debe llevar acciones que deberian paliar la
inactividad laboral. El gobierno intentó planes de asistencia económica
dirigida a ciertos sectores de la Sociedad, pero han dejado de lado a otros
grandes sectores de ella, además estas acciones se han mostrado muy poco
eficientes en su operatividad, pues no han podido solucionar urgentemente la
logística de su distribución (Ñangareko, Pytyvo). Es digno de recordar que “todos
los habitantes de la República tienen derecho a un trabajo lícito, libremente
escogido y a realizarse en condiciones dignas y justas. La ley protegerá el
trabajo en todas sus formas, y los derechos que ella otorga al trabajador son
irrenunciables” (art. 86 C.N.), pero ahora es evidente que si el gobierno
quiere que la ciudadanía este guardando aislamiento, este debe asistirle
efectivamente de lo que en estas circunstancias se le niega: llevar el pan con
el sudor de la frente a sus casas. Debemos recordar que “el Estado promoverá
el desarrollo económico mediante la utilización racional de los recursos
disponibles […] de asegurar el bienestar de la población.” (art. 176 C.N.)
En el
nivel del subsistema cultural, se han hecho campañas de concienciación para
adquirir hábitos de higiene, como los de lavarse las manos con jabón y
desinfectarlas con alcohol frecuentemente, de manera a evitar la propagación y
la infectación del covid-19. La prescripción del uso de tapabocas se mantiene
en el nivel de la ambigüedad por parte de las autoridades sanitarias, pues
algunos han dicho que se use y otros lo han relativizado.
Una
desacertada improvisación del gobierno fue difundir un spot publicitario (Presidencia
de la República del Paraguay. Facebook) presentando en él, a esta
epidemia como una guerra, y para hacer más fuerte la analogía nos recuerdan las
gloriosas épicas batallas que nuestro ejército libró en la guerra contra la
triple alianza ¿Que tiene que ver el nacionalismo con una epidemia? Este
spot publicitario es un ejemplo de lo que en lógica se conoce como falacia (Copi, 1987, pp. 81-116) ignoratio elenchi (conclusión irrelevante, conclusión
inatingente, refutación ignorante o eludir la cuestión; es una falacia en la
que se presenta un argumento que puede ser por sí mismo válido, pero que prueba
o concluye una proposición diferente a la que debería probar o concluir). Se
apela a algo huérfano en el gobierno, algo que jamás sentiran: un patriotico nacionalismo
(otro tema que no se aborda en este escrito es la otra epidemia endémica en
nuestro estado: la constante corrupción, que en estos instantes se ve en la
forma de las falsas licitaciones y sobrefacturaciones trás la excusa de la
pandemia en nuestro país).
Como
ya lo habíamos apuntado en otro contexto pero aplicable aquí, “El lenguaje -en
este caso analizado el lenguaje visual- nos da la posibilidad de dominar mejor
la complejidad social intercambiando informaciones sobre lo que no vemos, según
Robin Dunbar el ≪espulgamiento vocal≫ crea
nuestra capacidad para crear vínculos sociales y este fue el factor de unión gregaria
en nuestros ancestros, así como el espulgamiento en los simios, el lenguaje actúa
como este hábito pero de una manera más efectiva, pues el espulgamiento se hace
de uno a uno, mientras que el hablar -o un video al estilo publicitario- se
puede dar de uno a muchos. (Dunbar,
1996) […] Weber encapsula en la frase “dictadura basada en
la utilización de la emotividad de las masas”, la característica acusada de la práctica
política, aquella en que para movilizar a las masas -o en este caso de
convencer a la población que se mantenga aislada o en desmovilización-, se
utilizan medios puramente emocionales, siendo sus medios predilectos los de
soporte visual y con mucho (ab)uso el discurso de la palabra.” (Denis y Oxley,
2009, p. 176)
Esta acción
táctica de una estrategia sin norte es una distracción a la razón, induce a
escapararse de la realidad, es un opiáceo que obnubila al pensamiento por culpa
del sentimiento. Es encubrir la inacción y la inutilidad con la excusa siempre
efectiva del patriotismo. Una vez más el estoicismo vestirá, dará de comer y
acompañará al paraguayo en la dura prueba que tiene en frente.
Básicamente,
la cuestión práctica es mantener a la población aislada en sus casas. Si el
Estado quiere ser efectivo en este cometido debe proveer efectivamente a la
población de los bienes que necesita para vivir según sus requerimientos y
necesidades. Si la ciudadanía no está acatando la imposición, es porque existe
una necesidad más fuerte que la ley que la lleva a transgredirla. Si no se
observa la cuarentena no se dan las condiciones para controlar la infestación
del covid-19. Ahora, en qué nivel o
subsistema se están dando los cortocircuitos en la propuesta de acciones en el
intento de controlar la pandemia. Es muy llamativo que las últimas
semanas, las autoridades mismas estén afirmando que los ciudadanos están siendo
irresponsables por no guardar y seguir las prescripciones sanitarias y las
imposiciones legales de confinamiento. Esto parece más un intento de trasladar
la responsabilidad del Estado a los ciudadanos, transferir la culpa al
ciudadano y no asumir inoperancia por parte del gobierno.
Mario Bunge afirma que el investigador no sabe de antemano que va a
descubrir, si lo supiera no emprendería su investigación. Solo sabe que, si
tiene éxito, habrá producido un trozo de conocimiento nuevo, el que
probablemente carecerá de utilidad práctica. En cambio, el técnico sabe de
antemano que clase de cosa o proceso intentará diseñar o controlar: herramienta
o máquina, edificio o puente, red eléctrica o reacción química, nueva variedad
de cereal o de bacteria, empresa o programa social, etc. La mayor parte de las
veces lo sabe porque es lo que le han encargado: su empleador le da una orden
de la forma “diseñe un artefacto (o proceso u organización) conforme a las
especificaciones contenidas en este pliego” (2012).
Los
biotecnólogos (El Ministro y sus directores, los decisores en salud pública) al
frente de esta crisis pandémica, han desdibujado a la ciencia, han creado una
falsa apreciación en la ciudadanía de que la ciencia y sus métodos están en la
igualdad de condiciones de cualquier opinión sostenida por cualquiera. Han
llegado inclusive a negar que las proyecciones matemáticas del crecimiento de
expansión de una epidemia, hechas por métodos bien conocidos de la ecología de
poblaciones, solo son pasatiempo de alarmistas con ´personalidad tóxica´. El
discurso político -pues en eso han convertido estos biotecnólogos sus
comunicados- es un indicador del talante del que lo emite, puede guiar, pero más
veces descarría; Max Weber sostiene que la vocación de la ciencia es incondicionalmente
la verdad, pero el oficio del político no siempre permite decirla (1995, p.
42);
Desde estos condicionantes,
por un lado la formalidad de la ley, por otro la ingente necesidad real de los ciudadanos
en situaciones extremas como la de esta crisis sanitaria, tenemos en medio al
Estado o es mejor decir a la clase política que asume su representación en su doble
faceta (representa al ciudadano como referente de su legitimidad en la base, y
en la cúspide del poder, a esa construccion jurídica-política llamada “Estado”),
dirimiendo esta confrontación de interéses que no puede deslegitimarse por el
(ab)uso de la fuerza o por la arbitraria decision de las autoridades.
Teniendo
en cuenta que “los ministros son los jefes de la administración de sus
respectivas carteras, en las cuales, bajo la dirección del Presidente de la
República, promueven y ejecutan la política relativa a las materias de su
competencia. Son solidariamente responsables de los actos de gobierno que
refrenden” (art. 242 C.N.), recordemos
que esta cuarentena
obligatoria, en argumento de los biotecnólogos a cargo del sistema de salud,
tiene un fin pragmático, el de buscar ganar tiempo para que el sistema
sanitario carente de unidades suficientes de terapia intensiva y de personal
médico que lo maneje sea mejorado ¿se ha logrado esta meta? Traslademos esta
pregunta a los que bajo licitaciones sobrefacturadas con adjudicaciones
directas han logrado fortuna bajo el lema de que toda crisis es oportunidad. Durante un programa especial
emitido por un conocido canal, el director de Vigilancia de la Salud, afirmó
que “La meta no es parar la epidemia, sino
enfermarnos a este ritmo, inclusive a uno más rápido” (Diario Última Hora. (2020, 19 de abril)), resulta que esta ha
sido la meta encubierta bajo mentiras, pero aún hay más, los actores
principales de esta tragicómica teatral ni siquiera han inventado aún hasta
ahora, una mentira para aquellos que han perdido sus pequeñas y medianas
empresas o sus empleos para subsistir ¡Las bajas (muertes) que
resulten de esta estrategia tienen bien identificados a sus verdugos, serán el
fruto de un frío cálculo y de una acción extremadamente meditada!
REFERENCIAS
Aron,
Raymond (1995). Introducción a “El Político y el científico” de Max Weber, Alianza
Editorial.
Bunge, Mario (1995),
Sistemas Sociales y Filosofía, Editorial Sudamericana.
Bunge, Mario (1980) Epistemología,
Curso de actualización, Editorial Ariel.
Bunge,
Mario (2012) Filosofía de la tecnología y otros ensayos, Fondo Editorial, Universidad
Inca Garcilaso de la Vega.
Copi,
Irving (1987) Introducción a la Lógica, Eudeba.
Denis, Juan y Oxley, Victor (2009) Políticas públicas de inclusión social
en el Paraguay: un imperativo moral, Arandu´a.
Diario ABC COLOR. (2020, 28 de marzo).
Unánime rechazo de gremios de Salud a flexibilizar cuarentena. Consultado el 16 de mayo de 2020. https://www.abc.com.py/nacionales/2020/03/28/unanime-rechazo-de-gremios-de-salud-a-fase-intermedia-de-confinamiento
Diario ABC COLOR. (2020, 20 de marzo). Primer
fallecido por coronavirus en nuestro país. Consultado el 16 de mayo de 2020. https://www.abc.com.py/nacionales/2020/03/21/primer-fallecido-por-coronavirus-en-nuestro-pais/
Diario Última Hora. (2020, 19 de abril). Sequera: "La meta no es detener la epidemia".
Consultado el 16 de mayo de 2020. https://www.ultimahora.com/sequera-la-meta-no-es-detener-la-epidemia-n2880901.html
Popper, Karl R. (1977) Búsqueda sin
termino, Tecnos.
Presidencia de la República del Paraguay.
Facebook. Consultado el 16
de mayo de 2020.
https://m.facebook.com/DireccionGeneraldeInformacionPresidencial/videos/2527677574148381/?refsrc=https%3A%2F%2Fm.facebook.com%2Fstory.php&_rdr
PRESIDENCIA de la REPÚBLICA del PARAGUAY, MINISTERIO de SALUD PÚBLICA y
BIENESTAR SOCIAL. (2020, 9 de marzo). Decreto N° 3442. https://www.mtess.gov.py/application/files/4415/8392/7375/DECRETO3442_724d4w8w.PDF
Weber,
Max (1995). El político y el científico, Alianza editorial.