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Revista Ñande Reko Nº 1

miércoles, 16 de septiembre de 2020

LA RAZÓN SOCAVADA O LA COACCIÓN Y COERCIÓN INLOCUTIVA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA AL SERVICIO DEL PODER

 

La verdad de una oración consiste en su adecuación (o correspondencia) con la realidad, Aristóteles en su obra Metafísica sostiene que “Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es falso y decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero” (Metafísica Γ, 727), esto en términos actuales sería algo así como “Una oración es verdadera si designa un estado de hecho existente”.

Alfred Tarski define a la semántica como una disciplina que, hablando en términos generales, se ocupa de ciertas relaciones entre las expresiones de un lenguaje y los objetos (o "estados de hecho") "a los que se refieren" dichas expresiones.

Hacer uso de la lengua es hacer cosas con palabras y fue el filósofo oxoniense John L. Austin quien supo plasmar esta idea con su genial “Teoría de los Actos del Habla”. En esta el autor clasifica tres actos que siempre se dan con el uso del lenguaje, los actos locutivos, inlocutivos y perlocutivos. El acto locutivo contempla la acción o simplemente consiste en decir algo; por su parte el acto inlocutivo, a diferencia del acto locutivo, consiste en accionar al decir algo; por último, el acto perlocutivo es la consecuencia o el resultado del acto inlocutivo (puede darse o no este, esta relación no es simétrica, pero casi siempre esta instancia aparece), es el acto que se lleva a cabo por el hecho de haber efectuado un acto inlocutivo.

En la proferencia que hace el ladrón cuando perpetra su fechoría “la bolsa o la vida” pueden graficarse claramente los actos del habla. La enunciación de la frase es el acto locutivo que como habíamos definido consiste en decir algo; en este decir algo está amenazando de muerte a su víctima (acto inlocutivo), quien a consecuencia de ello queda intimidada (acto perlocutivo).

En estos últimos días, con referencia al secuestro del ex presidente del Paraguay Oscar Denis y del joven Adelio Mendoza pudimos leer titulares del tipo "Fue liberado por la presión que estamos realizando", dicen desde la FTC”; o refiriéndose a las declaraciones de un Senador como “Estado debe corregir desigualdad y evitar “desgarro social” (cuando en realidad estas palabras fueron las que expreso buscando mitigar las declaraciones originales -en defensa del gobierno- muy contrarias a este acápite de diario), estos ejemplos son nimios y muy livianos, comparándolas con las toneladas de verdaderas joyas que el lector puede encontrar si hurga con lupa en la prensa local, tanto impresa, radial o televisiva.

Tengamos en cuenta, a modo de ilustrar que, a través de un contrato abierto plurianual, el Estado paraguayo adjudicó este año 2020, G 4500 millones, de dinero público, a Telefuturo (TV Acción S.A), SNT (Televisión Cerro Corá S.A) y a P&M GROUP S.R.L. Las empresas de comunicación habitualmente concursan para este tipo de licitaciones y reciben millonarias adjudicaciones, como se puede verificar en el buscador de Contrataciones. Solo por citar un ejemplo, en el año 2014, los canales recibieron G 3.500 millones de guaraníes por publicidad en televisión. En la licitación 26999 fueron adjudicadas dos empresas del Grupo Vierci, Telefuturo y La Tele, y dos de los medios de Remigio Ángel González, SNT y Televisora del Este (PTV-C9N).

La retórica de los medios de Comunicación en nuestro país -que podríamos categorizar como la coacción y coerción inlocutiva en la opinión pública-, enuncia su proferencia desde la posición privilegiada que tienen los comunicadores (Paul Watzlawick en su “Teoría de la Comunicación Humana” categorizaría esta acción como comunicación “complementaria” ya que el que comunica está en un plano muy diferente del que escucha, no es simétrica pues no se da en planos de igualdad), y desde tal lugar, solo se limita a obligar a aceptar inexorablemente sus designios a sus receptores (pues al final es pura, lisa y llanamente solo “propaganda” de los sectores de poder).

La coacción y coerción inlocutiva del poder impuesta desde los medios de comunicación (que es en algunos casos propiedad misma del poder o alquilada por este), nos impone un estado de cosas fraudulentas, nos pone en sobreaviso de que nuestros actos son negativos y perjudiciales socialmente, de que seamos inactivos, irracionales y acríticos, aceptemos el unicato, y perlocutivamente nos resignemos a los hechos impuestos de facto, nos acorrala a la sumisión. No se puede impresionar a la ciudadanía con falacias del discurso pues con estas argucias solo se utiliza la textualidad para imponer una realidad que solo es el fruto de una adiposa verba como subproducto de una retorcida lógica.

 La tesis fundamental del Tractatus Logico-Philosophicus del filósofo Ludwig Wittgenstein es que existe una estrecha vinculación estructural (o formal) entre lenguaje y mundo, hasta tal punto que “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” (Tractatus: § 5.6). Y si hedemos de dar crédito a los medios de comunicación en sus tareas vemos que nos atiborran con sus mensajes hasta el hartazgo imponiendo -por exhaución- tal tesis wittginsteniana, en la creencia de que lo que comparten el mundo, el lenguaje y el pensamiento es la forma lógica, gracias a la cual podemos hacer figuras del mundo para describirlo, y desde allí el sucumbir de nuestro entendimiento a causa del embrujo de nuestra inteligencia por medio del lenguaje".

La Filosofía del poder categorizada como "La política de los hechos consumados" se sustenta como su propio nombre indica en imponer un estado de cosas tal, que la generalidad acepte un hecho por más malo que fuere ante la imposibilidad de cambiarlo, pareciera ser que esta Filosofía maquiavélica está en curso de acción como un bien orquestado plan de la Real Politik local con su característica viveza criolla con un muy buen aliado clave como su consecuente brazo ejecutor, la prensa alquilada (por ella) o alienada (a ella).