Por
Lic. Víctor M. Oxley Ynsfrán
Todo intento de
configurar una comprensión general de la obra de un artista, no es más que el
intento de recrear su genialidad desde un punto singular. Los aspectos que son
considerados como secundarios, podemos decir hasta marginales dentro de su producción
creadora, se intenta minimizarlos. ¿Cuántos del
público en general conocen que Agustín Pío Barrios Mangoré era un excelente
dibujante? La verdad de las cosas es que muy pocos, pues hasta
hoy día sólo se conservan dos hermosos dibujos a lápiz hechos por la propias
manos del genio de la guitarra. Uno dedicado a Isabel y otro dedicado a
Gregorio. Hasta el día de hoy, estas dos dedicatorias referenciaban a dos
personas casi desconocidas en su totalidad. La nombrada simplemente como
"Isabel", es de común conocimiento que referencia a Isabel Villalba,
la amada de Agustín Barrios. El retrato que asume una estética
"realista", es decir un lenguaje figurativo y mimético, fue hecho en
cartulina, a pulso y lápiz, bajo los dictados de su corazón, con la siguiente
leyenda: "3 de junio de 1908. (Del natural) a mi hermosa amiga Isabel.
Agustín Pío Barrios".
En el intento de reseñar mejor la falta de datos
sobre la amada de Barrios, puedo citar que en la Iglesia parroquial de San
Roque en Asunción, capital del Paraguay, en fecha 19 de octubre de 1908, siendo
el mismo día de su nacimiento, fue bautizado un niño en condición de hijo
natural, de nombre "Pedro Virgilio", el acto religioso fue auspiciado
por su madre Doña Gregoria Isabel Villalba y por el padrino Juan Gregorio Villalba.
Este niño, el primer hijo de los jóvenes amantes, fue reconocido legalmente por
el padre, Don Agustín Pío Barrios Ferreira en fecha 21 de octubre de 1908,
según consta en acta del registro civil nro. 1476. Por aquella fecha, Agustín
Barrios vivía entre las calles Félix de Azara esquina Caballero de la capital
(las dos actas en copias de los registros originales de puño y letra de los
declarantes conservo en mi archivo).
Como puede destacarse del contenido del acta, hemos rescatado el primer
nombre de la amada de Barrios, así desde esto sabemos hoy que su nombre
completo es "Gregoria Isabel Villalba". El acta nos denota otra cosa
más, que la persona que funge de padrino del niño bautizado es "Juan
Gregorio Villalba", que por inmediatez del nombre y del apellido podríamos
postular que es su hermano y en apariencias su hermano mellizo ¿Porqué se
sostiene esta hipótesis? por la razón mimética que guardan ambas personas
retratadas en circunstancias símiles por el mismo autor, y que son
referenciadas por "Isabel" y "Gregorio" llanamente en el
manuscrito exquisito conservado. El retrato de su cuñado "Juan
Gregorio", dice: "(Del natural) A Gregorio mi amigo de corazón.
Agustín Pío Barrios". Decimos que Gregorio no puede ser el padre de Isabel, porque en el dibujo no se
muestran los signos de una persona más madura, sino que en apariencias las dos
personas son de la misma generación, además está el hecho que en el momento de
convertirse en padrino de su sobrino ya contaba con la edad para ello, y como
se verá más adelante Isabel era hija natural, de padre desconocido a nuestra
investigación.
Investigando en fuentes eclesiales, se encontró un registro en
la parroquia de San Patricio de la ciudad de Villa Florida, un asiento
bautismal que bien podría ser la amada de Agustín Barrios y la madre de su
hijo, en este, se inscribe bajo el nombre de Gregoria a una niña que nació el
23 de abril de 1891, por otras relaciones se puede decir que tenía varios
hermanos, por lo mínimo en número de tres; Antonio (19 de junio de 1889), Juan
Gregorio (1891) y Juan Martín (5 de febrero de 1898, hijo del matrimonio entre
su madre Francisca Villalba y Don Julián León), Sus primas hermanas florideñas
conjeturamos fueron, Eusebia Asunción (14 de agosto de 1885) y Encarnación (6
de agosto de 1888), hijas del hermano de su madre Don Pedro Antonio Villalba y
de Zeferina Rosa Ferreira (esta podría estar emparentada con la madre de
Agustín Barrios, Doña Martina Ferreira (realmente era hija adoptiva) y
coincidentemente bautiza a su hija símil al nombre de su madre "Encarnación"
Ferreira).
Tomando como constante, el primer nombre del hijo de Agustín e
Isabel, es decir "Pedro", y atendiendo la añeja costumbre de nombrar
a los niños en honor a personas con algún sentido de relación de importancia
amistosa o familiar, vemos que se relaciona muy bien con el nombre de su tío,
el hermano de la madre de Isabel, quien tal vez haya ejercido o fungido de
padre adoptivo o algo así -pues recordemos que Isabel era hija natural- y por ello
en su honor la imposición de ese nombre a su hijo, Está también el hecho de que
el tío abuelo del niño, el hermano del padre de Agustín se llamaba
"Pedro", y muy bien podría también ser el caso. Ahora, el segundo
nombre del niño, está en coincidencia con el nombre del hermano de Agustín, dos
años mayor que él, Miguel "Virgilio" (quien dicho de paso hoy sabemos
se presentó como voluntario liberal en la revolución del 1904 en el campamento
de Villeta bajo las ordenes de Don Manuel Gondra), y muy bien también se
ajustaría a la práctica.
Tal vez solo sean coincidencias, pero por si algún
valor heurístico tengan y hagan posible una investigación mejor sobre estos
detalles en la vida de nuestro gran guitarrista universal, se hacen explicitas
estas hipótesis. Gregoria Isabel Villalba y Agustín Pío Barrios Ferreira
podrían haber sido amonestados por la Iglesia católica y esta prohibió el
casamiento bajo alguna causal, pues se tiene a ambos en el hecho consumado de
la concepción "ilegítima" del niño, teniendo por ese entonces Agustín
23 años e Isabel 16, al margen de la ley civil y religiosa; que muy bien podría
ser de gran recriminación y sanción moral en ambas familias, que con celo
observaban estas reglas sociales. Agustín
Barrios tenía la voluntad de casarse con Gregoria Isabel Villalba, la hermosa
joven que le robaba el sueño, pues él mismo declaraba que dijo a su madre
"mamita, voy a Corrientes ... doy
dos audiciones, gano unos pesos, vuelvo el domingo, el lunes visito el Registro
Civil, el martes me caso ... una semana más de andanzas y ... a formar mi nido
de hornero"; por la contraparte, su madre, o su familia, no sabemos que respuesta o respuestas dieron
ante tal declaración de acción. Lo único cierto y real, al margen de todas las
conjeturas anteriores es que, Agustín Pío Barrios Ferreira no se casó, ni
civil, ni religiosamente con Gregoria Isabel Villalba. De esta unión de hecho
nació el 24 de mayo de 1910 un segundo hijo, Reinaldo Robustiano Villalba
(citado simplemente por las fuentes por el primer nombre, pero hoy se descubre
su segundo nombre), el cual fue bautizado en la Iglesia de San Roque de
Asunción (conservo en mi archivo una copia del libro manuscrito), pero ya no
pudo ser reconocido ante la ley paraguaya por su padre Agustín Pío Barrios,
pues este ya había partido hacia tierras gauchas en gira sin boleto de vuelta;
por ello es que Doña Isabel Villalba luego emprende un viaje al encuentro del
mago de la guitarra hacia Buenos Aires, pero el destino malogrará la unión de
la pareja y el genio de la guitarra no encontraría jamás reposo a su cuerpo de
trotamundos en el calor entrañable del hogar primigenio junto a Isabel su amada
y sus dos hijos Pedro Virgilio y Reinaldo. Las decisiones que se toman, anulan
otras que jamás serán. el curso que tomó esta historia, dio la resultante de
una familia, dividida por condicionamientos sociales (no precisamente todo lo
conjeturado aquí, sino otras como la falta de estabilidad material necesaria
para mantener un hogar integral, por ello seguramente el mismo Barrios declaró:
"deseando casarme, sufría lo
indecible por aquello de la bolsa vacía..."), y desintegrada por los
impulsos volitivos de un espíritu que decidió dar obras para la posteridad que
más hijos a la humanidad. Puesta la hipótesis, el balance de aprobar o reprobar
los actos humanos cada cual en lo íntimo juzgará, pero jamás sabremos cuales
fueron los motivos que llevaron a estas personas a obrar como lo hicieron, solo
nos quedan los hechos que cada cual justificará según su moral o la falta de
ella, más allá del bien y del mal, tanto en la dimensión de una conciencia
personal o en los difuminados limbos de la conciencia social.
Barrios sabía de
letras, esto es incuestionable, la prueba está en la magnífica prosa de sus
escritos y correspondencia. también en la pulcra y bien construida forma de sus
versos poéticos; además hay algo, que hay que destacar, y que en los retratos
de Isabel y Gregorio resaltan a todas luces, que es una constante en todo lo
que escribió: la belleza incomparable de su pulcra caligrafía. Al respecto se
puede decir que en varias civilizaciones antiguas, el desarrollo de cualidades
para pintar o dibujar era considerada parte de la educación integral de un
caballero, así como lo fueron el ejecutar el laúd o construir sonetos en el
Renacimiento italiano o en la Inglaterra de la Reina Isabel. Específicamente en la China entre los siglos VIII al XII de la era
cristiana, creció una clase social de "caballeros pintores", estos
individuos tenían a la pintura, la literatura y la caligrafía como formas de
expresión naturales a sus dotes desarrolladas como práctica propias de ocio al
margen de sus tareas en la Corte. Los poemas de estos "caballeros pintores"
están entre las obras consideradas joyas de la literatura China, mientras que
paralelamente sus pinturas están en el mismo nivel de producción cultural. Esta
maestría artesanal entroncaba en la profunda formación del estudio caligráfico,
"un arte del pincel", una forma de pintura abstracta, una "danza
sobre el papel", en ella se aplicaban los mismos cánones críticos para una
obra de arte en cuanto técnica de la línea y la pincelada, pues en la cultura
China se postulaba que existe una interdependencia entre las tres artes.
Agustín Barrios
fue sin dudas un hombre al estilo de los más dotados, dominaba las artes de la
escritura, el dibujo y la música, y al igual que los caballeros pintores de la
China, su talento poético o prosístico son verdaderas joyas de la escritura,
cuya grafía cual danza sobre el papel es en sí misma un arte del pincel, no del
Renacimiento italiano, de la Cultura China o del periodo isabelino de
Inglaterra, sino auténticamente paraguayo. Basados en la evidencia de la
práctica pluriforme en artistas, gran proporción de escritores, en mayor
tendencia han canalizado aptitudes artísticas en la pintura, no así, por lo
menos en la misma medida pintores hacia la escritura, mientras que otros,
siendo músicos también desarrollaron dotes para el dibujo como es el caso de Richard Wagner quien delineo con maestría sus
escenografías operísticas y Agustín Barrios quien fue un excelso exponente en
el dibujo a lápiz; tal vez por ello es -que si bien refiriéndose a
Bach- Albert Schweitzer comentó, "se
debe admitir, sin embargo, que estas categorías (refiriéndose a la de pintor,
escritor o músico) dependen de un criterio externo y son un tanto arbitrarias.
El alma del artista es un elemento complejo en el que se funden las dotes del
poeta, el pintor y el músico en proporciones infinitamente variables".
La
pluma y la mente musical de Barrios son el reflejo fulgurante de su muy buen
refinado instinto de artista en su significación absoluta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario